Es hermoso mi trabajo. A pesar de la agenda ajetreada, los viajes, las horas en la compu, el e-mail y el teléfono... No encuentro razones para quejarme de mi profesión; después de todo, trabajo en la industria del amor. A diario tengo la oportunidad de moverme a través de los mejores momentos de cientos de clientes y sus seres queridos.

Tengo el privilegio, de no solo documentar el amor, sino vivirlo. Como resultado soy una romántica, fiel creyente en el amor y en la familia. Pero hay algo más hermoso aún que ver el inicio de un amor: ver sus frutos. ¡Y eso es algo que no veo tan a menudo! Afortunadamente, tuve la bendición de compartir un atardecer con Zuleika, su esposo Francisco, y sus tres retoños, quienes se robaron mi corazón.

Hicimos algunas fotos formales de familia, luego hicimos algunas divertidas, unas solitas de Zuleika y Francisco (¡no podemos dejar a un lado el enchule!) y al final nos pusimos a corretear y jugar con los chiquitines.

¡Que lindo lo pasamos! Espero que sea la primera de muchas veces que los tenga frente al lente, y les deseo muchas bendiciones en unidad en estas fiestas navideñas y el año que se avecina.

XOXO,

Camille <3